Jardín de Té

El jardín de té fue creado por Mestres Zen del té. El té fue introducida a Japón por Eisai, un monje Zen, que lo trajo con él de China alrededor de1200 a.d. Más tarde, durante el decimoquinto y decimosextos siglos, el arte de la ceremonia de té u “otra manera” del budismo Zen fue desarrollado. Para enfatizar los principios Zen, un único modelo de casa de té y jardín de té fue desarrollado.

Los elementos Zen fueran añadidos al jardín de té cuando Sen-no-Ri Ryu (1522-1591) desarrolló el “cottage” o el estilo soan de ceremonia de té. El jardín de té se apellidó roji lo que quería decir – un camino por bosque a un pueblo remoto o montaña.

Se prefirió una forma de plantación más naturalista, así que la una vegetación artificialmente moldeada o las plantas coloridas fueran rechazadas. Ya que se trataba de un camino, los pasos de piedras eran una de las característica principales en estos jardines de té y piedras más pequeñas y discretas fueran utilizadas para este propósito.

Los ornamentos comunes a estos jardines, tales como las cuencas de agua y linternas de piedra especiales, tenían una relación directa con la ceremonia del té.

Habitualmente, los objetos utilizados eran viejos, sufridos por las intemperies y cubiertos con musgo para reflejar la estética Zen. Es interesante observar que, del mismo modo, tanto el jardín seco como el jardín de té, expresan la estética Zen, aunque el jardín de té fue diseñado para ser recorrido caminando, mientras que el jardín seco era para ser visto en contemplación.

Para proporcionar una atmósfera de otro mundo y aislamiento para los participantes en la ceremonia del té, los jardines de té más formales se componen de un jardín exterior, un jardín central y un jardín interior en el que se encuentra la casa de té. Después de recorrer lentamente estos espacios y llegar a la casa de té, se supone que los participantes están en un estado de tranquilidad que les ayudará a concentrarse en el significado de la ceremonia.

Por esta razón, un sumo el cuidado era tomado en el diseño del jardín y en sus entidades arquitectónicas, para conseguir simplicidad y naturalidad y para evocar las calidades de aislamiento, quietud, inmovilidad, y tranquilidad. En este sentido, con la excepción de los jardines secos que pertenecen a templos Zen, el jardín de té, comparado con cualquier otra parte del jardín japonés, es el sitio mejor para descubrir las influencias estéticas del Zen.

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